domingo, 10 de mayo de 2009

¿Sólo 2 plazas de vicio estáticas en Medellín?

Columnista virtual periódico El Colombiano
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Medellín

Publicado el 5 de mayo de 2009

“…Y la actividad de delincuentes lumpenproletarios dedicados al sicariato a la carta, a la extorsión, la venta al menudeo de drogas en plazas, ollas y ollitas estratégicamente situadas en sitios de concurrencia juvenil... y, en fin, no debería sorprendernos que toda esa larga y aún incompleta lista de hechos llegue a conformar un fenómeno que influya ya no sólo sobre la política criminal sino sobre el destino político de una ciudad y de un país...”.(Fabio Giraldo, Director del Instituto de Estudios Políticos U. de A.: “Criminalidad y política”, escrito presentado en el periódico N.° 576 Alma Mater de la Universidad de Antioquia, domingo 3 de mayo de 2009, página 6).
A algunos lectores de esta columna les preocupa muchísimo que en ella se traten descarnadamente los problemas más álgidos de la ciudad, en lo pertinente al conflicto urbano, reactivado hoy a propósito del creciente aumento de los homicidios en la ciudad, y que no logran controlar medidas superfluas como la prohibición de parrilleros y parrilleras (aunque ya en Medellín se reversó esta absurda y desproporcionada medida, por lo menos en cuanto al género femenino), o como la prohibición del porte de armas, que tampoco ha mostrado su validez y eficacia, ya que los homicidios han aumentado exponencialmente, a pesar de que dichas prohibiciones fueron establecidas desde el año pasado; más claro aún: dichas medidas coincidieron con el aumento de la violencia en Medellín y Antioquia, lo que nos dice que éstas fueron más un golpe de opinión, que medidas de real control al conflicto urbano.
Y claro, a mí también me preocupa muchísimo el tener que ocuparme de estos asuntos del conflicto urbano, pero es mi deber ético como ciudadano de Medellín hacerlo y llamar la atención sobre dicho fenómeno violento que vuelve a perturbar el ambiente en los barrios populares y en toda la ciudad, sacándonos de la “calma chicha” en la que habíamos estado desde el proceso de paz en el 2004 con los estructuras paras del Cacique Nutibara, Héroes de Granada y Héroes de Tolová, que eran las avanzadas político-militares de alias Don Berna en Córdoba, Antioquia y Medellín. De allí que debido a nuestro llamado de atención acerca de la reactivación de la guerra urbana y “su inatención” por parte de las autoridades civiles y militares, la ciudad volvió a discutir sobre el asunto y a nuestro justo reclamo acerca del porqué de la sobrevivencia de las mismas bandas en Medellín a más de 10 años de su “visibilización”, las autoridades, como ya es normal en ellas, hacen del silencio su mejor coartada y simplemente anuncian algunas detenciones, que en verdad no tienen gran impacto sobre dichas estructuras delincuenciales que siguen extorsionando y delinquiendo en la ciudad, así como operando las más de 500 plazas de vicio que existen solamente en Medellín.
Y así como la ciudad debe de saber que alias Don Mario no era el gran capo de la mafia y que con su detención no se suspenderán las plazas de vicio así como tampoco los homicidios, igualmente la ciudadanía debe de saber que con la captura de alias Douglas no se va a acabar la oficina de Envigado y que se deben diseñar planes concretos “anticorrupción” en la fuerzas policiales, retomando la experiencia de los años 90 y que dieron buenos resultados para evitar la filtración e infiltración en ellas, con las consecuencias de impunidad que ello implica. Igualmente la Alcaldía deberá precisar si le interesa o no una política de intervención democrática al conflicto urbano, ya que por lo visto hasta el momento, la “precaria Oficina de Paz y Reconciliación” cada mes se minimiza mucho más y hoy es “un inexistente más” en la ciudad, que no opina, que no da informes, que no visibiliza su trabajo y que no aporta un peso por la paz y la seguridad de Medellín; y el Secretario de Gobierno, simplemente “repite y repite” las palabras de las autoridades policiales, sin valoraciones propias o autónomas, como debería ser, ya que según la constitución es el Alcalde el jefe de la Policía, pero Salazar (craso error) entregó desde hace rato esa tarea a la Policía Metropolitana, sin resultados concretos o elocuentes y su Secretario de Gobierno, por supuesto, va a la saga de la saga, desorientado, desinformado y sin ejecutar alguna seria tarea de paz y convivencia.
Claro que aún es tiempo de rectificaciones en el campo de paz, seguridad y convivencia por parte de la Alcaldía y desde nuestra función de analistas y observadores del conflicto urbano seguiremos en nuestra tarea de realizar el seguimiento y monitoreo a dicho conflicto, desde el Centro de Investigaciones Urbanas -CIU-, adscrito a la Corporación Corpades, en compañía de su presidente Luis Fernando Quijano, conocedor de dicho conflicto y con quien hemos compartido nuestras últimas reflexiones y análisis acerca de dicha problemática urbana; en conjunto, realizaremos tertulias y disertaciones abiertas a la ciudadanía, a expertos y a líderes de paz urbana, dada la experiencia única de Medellín en lo pertinente a la atención al conflicto urbano y al diseño de estrategias de convivencia, que pueden ser “exportadas” a ciudades atravesadas por el narcotráfico y la delincuencia común y sicarial, tal como sucede en países como México, Río de Janeiro, San Salvador, Bogotá, Managua, Caracas y Guatemala, entre otros.
De cualquier manera, Medellín debe de reflexionar permanentemente sobre su conflicto y lo más inadecuado es “esconder la cabeza” como el avestruz, haciendo creer que vivimos tiempos de paz y reconciliación, cuando ello no es así y la mayor virtud en la vida (enseñanza de mis abuelos de Santa Fe de Antioquia) es conocer la verdad, decirla, contarla y atenderla y a ella nos hemos aplicado siempre desde esta columna de prensa y esta seguirá siendo nuestra actitud ética, por encima de partidos o afectos personales, en virtud de lo cual entendemos la importancia que representa para la ciudadanía el tema del conflicto urbano y de ahí la alta lecturabilidad que tal asunto tiene en los lectores de El Colombiano, lo que nos obliga a sostener dichos análisis y observaciones…
Mantendremos entonces nuestra línea editorial con objetividad y sinceridad y, realizaremos desde el CIU, diversas actividades tendientes al monitoreo del conflicto urbano, territorializando el análisis comuna a comuna ya que, con respecto a las plazas de vicio, ha habido “otra pifia analítica” de la Policía Metropolitana, al informar que de las 400 plazas (pero son más de 500) de vicio que hay en Medellín, sólo 2 son “estáticas”, lo cual no solamente es inexacto sino peligroso ya que puede implicar corrupción e impunidad por parte de dicho organismo encargado de la seguridad y la convivencia en Medellín.
Y ello también nos preocupa demasiado…